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El otoño para combatir los estragos del verano: manchas, sequedad, flacidez….

En principio, el otoño es el más  propicio para la regeneración de la piel tras los ‘excesos’ del verano. Los hábitos adquiridos durante el verano provocan estragos en la piel que florecen en estas fechas.

La calidad de la piel degenera con una exposición excesiva a los rayos ultravioleta. En concreto, aumentan las manchas solares, y también disminuye el colágeno –que son las fibras que tensan la piel- debido al efecto del sol. De este modo, la piel adelgaza, se hace más fina y quebradiza, y pierde elasticidad. Las consecuencias ofrecen una piel de aspecto envejecido y es ahí donde aparecen las arrugas y la flacidez, que pueden corregirse tal y como contábamos en estos seis consejos para pieles maduras.

Así que el otoño se puede convertir en tu mejor aliado para hacerte esos tratamientos de la piel que en verano están prohibidos (o más bien desaconsejados, nadie quiere pasar todo un verano a la sombra). Tratamientos estéticos de aparatología como la radiofrecuencia o la electroestimulación ayudarán a recuperar la elasticidad y calidad de la piel. O también puedes optar por tratamientos de cabina como la bioestimulación o el tratamiento de diamante para devolverle la luz y el brillo.

Pero además hay que tener especial cuidado con las enfermedades de la piel más comunes durante el otoño:

  • La Dermatitis atópica: también conocida como eccema, y ligada a otros trastornos alérgicos.
  • Psoriasis: un 2% de la población padece estas manchitas e inflamaciones en la piel que no son para nada contagiosas. La luz del sol y el agua salada ayudan a eliminarlas y el bronceado las oculta. Pero en otoño, y si no cuidamos el estrés, puede volver a brotar.
  • Dermatitis seborreica: la denominada ‘caspa’ o costra láctea en bebés, es una inflamación de la piel entre amarillenta y blanca que resurge en otoño por la sequedad de la piel.
  • Acné: una inflamación seguida de una infección del poro folicular (orificio de salida del pelo).

Pero si debemos tener cuidado con algo tras el verano, sin duda es el control de los lunares y manchitas de la piel. Durante el verano los efectos del sol sobre la piel sin la protección adecuada pueden causar el peor de los estragos: el cáncer.

Tras el verano se debe extremar la vigilancia sobre los lunares que aumenten de tamaño o hayan cambiado de color o forma, ya que esto puede indicar la existencia de una lesión en la piel que puede llegar a ser grave como un melanoma y, en general, se debe prestar una atención especial a todas las lesiones nuevas que vayan a apareciendo después del estío.

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