Una de las ventajas de la labioplastia es que es un procedimiento corto. En menos de una hora, habrá terminado su paso por el quirófano.
Para hacer la labioplastia, el especialista valora antes el estado de salud de la paciente. De esa forma, se evitan los riesgos de alergias e infecciones durante y después de la intervención. Una vez en el quirófano, se aplica anestesia local en toda el área perineal. A continuación, se marca la piel que se retirará.
Una vez que se corte el tejido excedente de los labios, bien sea piel o grasa, se procede a suturar la zona, usando un material biorreabsorbible. No se necesita hospitalización, así que se podrá volver a casa, el mismo día de la intervención.
En el caso del aumento de labios mayores, se infiltrará el material biosintético que dotará de mayor volumen a esta zona corporal.